"Expansión Europea"
Las
revoluciones burguesas son un
concepto historiográfico originado por la escuela del materialismo histórico o
marxismo que se utiliza para manifestar que el componente social dominante en
un movimiento revolucionario correspondiente a la burguesía.
Aunque
pueden remontarse al mismo nacimiento de la clase burguesa en las ciudades
europeas medievales, el concepto suele restringirse a los ciclos
revolucionarios que se sucedieron desde finales del siglo XVIII y que en su
definición política se conocen como Revolución Liberal. Su principal ejemplo
fue la Revolución francesa (1789), seguido en distintos momentos por los demás
países europeos (revolución de 1820, revolución de 1830, revolución de 1848) o
americanos (Independencia de la América Hispana, pues la Independencia de
Estados Unidos es anterior, de 1776) hasta la Primera Guerra Mundial
(1914-1918), que acaba definitivamente con los últimos recuerdos del Antiguo
Régimen; notablemente en Rusia con la Revolución de febrero de 1917, que sólo
precede en pocos meses a la Revolución de Octubre, que se clasifica ya como
revolución socialista y proletaria.
Según
esa concepción materialista de la historia (muy matizada desde mediados del
siglo XX incluso por la propia historiografía materialista), los intereses de
la burguesía se manifestaron en la superestructura político-ideológica por las
ideas de la Ilustración, que hablaban de libertad y derechos en oposición al absolutismo y la sociedad
estamental; y de libre mercado frente a las restricciones del modo de producción feudal. La ideología burguesa no se restringe a esa
clase, sino que se extiende por el cuerpo social, tanto en el conjunto de la
población dominada (mucho más numerosa por incluir a todos los no
privilegiados), así como a elementos individuales de los estamentos privilegiados (nobleza y clero), e incluso en algunos casos al
aparato mismo del poder de la monarquía
absoluta, que se veía a sí misma
como despotismo
ilustrado.
Símbolo
de la alternativa social y política, la Toma
de la Bastilla
(con mayor repercusión que la anterior Declaración de Independencia de los
Estados Unidos)
había demostrado la posibilidad de una emancipación vista con temor por toda la
aristocracia europea, al tiempo que con esperanza por los partidarios de los
cambios revolucionarios que iban a acabar con los obstáculos que impedían a la
burguesía el libre desarrollo de la fuerza productiva de su capital, le negaban el ascenso social y le imposibilitaban el ejercicio
del poder político.
Tras
el prolongado proceso histórico de la revolución burguesa, esta clase reemplazó
como clase dominante a los señores
feudales, fusionándose de hecho
en una nueva élite social, de la que formarán parte
tanto la alta nobleza como la alta burguesía. Las revoluciones burguesas
incluyeron y se simultanearon con el proceso de industrialización y la transformación de la sociedad preindustrial en sociedad
industrial, un cambio
verdaderamente revolucionario que ha merecido el nombre de Revolución
industrial. Ambas revoluciones,
política y económica, son inseparables de la revolución
social que es el proceso de
dominación burguesa.
Revoluciones
burguesas en la Edad Media.
Aunque con mucha menos difusión, también han recibido el nombre de revolución
burguesa algunos movimientos sociales de la Baja Edad Media europea, en que la burguesía comienza a definirse en las nacientes ciudades como clase social dentro del estamento de los no privilegiados o Tercer Estado y en oposición con los privilegiados (nobleza y clero). Es debatido si a estos episodios, cuya profundidad y grado de éxito
en la transformación social son diferentemente valorados por los historiadores,
les conviene más el nombre de revuelta o de revolución. En cualquier caso, el
predominio del modo de producción feudal no estuvo en discusión, ya
que la parte de la economía en la que desenvolvían sus actividades los mercaderes y artesanos era claramente marginal frente al abrumador predominio de las
actividades agrarias. Lo mismo puede decirse para
la mayor parte de los países europeos en todo el periodo posterior, denominado Antiguo Régimen y que se prolonga por toda la Edad Moderna, a excepción de casos singulares.
La burguesía en transición
El delicado papel social
de la burguesía en la transición del feudalismo al
capitalismo y su relación con la
ascendente monarquía
autoritaria ha sido particularmente
objeto de debate histográfico dentro de la escuela materialista, sobre todo
por el grupo de historiadores marxistas
británicos, y la francesa escuela
de Annales, desde los años
cuarenta y cincuenta del siglo XX.
De hecho, la burguesía
distó mucho de ser una clase revolucionaria, más allá de la función que sus
actividades económicas tuvieron como disolventes del modo de producción feudal.
Más bien supuso una pieza clave en el ascenso de las monarquías, de las que era
el principal apoyo económico a través de los impuestos y una de las extracciones
principales (junto con la baja nobleza) del reclutamiento de la burocracia. En buena parte de Europa se
produjo una gran acomodación de la burguesía a las condiciones económicas,
sociales y políticas del Antiguo Régimen; lo que ha llegado a denominarse traición
de la burguesía (expresión que hay que entender desde un modelo
histográfico que espera de ella una función histórica predeterminada).
Puedes consultar el siguiente enlace para un mejor conocimiento del tema:
http://www.slideshare.net/LaPotenciadeAmerica/unidad-2-expansin-europea
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